Con Paulo Cacais

Visita Els Dubtes, Matadepera


¿Cómo negarlo? Nos encanta que halaguen nuestro trabajo, que nos feliciten, las sonrisas, la mano en el hombro y los «¡Oh! Es magnífico». También, o todavía más, cuando se trata de una exposición de arte; de aquellas que te tienen en vilo hasta el día antes de inaugurar, de las que provocan en ti mil dudas, de las que despiertan el más profundo sentimiento de impostor. En realidad, es lo que se espera de un público asistente educado y cortés, puesto que una conducta distinta resultaría devastadora para cualquier artista que no posea un ego superlativo.

Ahora bien, ¿cómo podemos crecer con alabanzas? ¿qué aprendemos de las personas sabias que se limitan a darnos una palmada en la espalda? ¿es posible cambiar las reglas del juego para que todos los participantes se enriquezcan y la pieza artística crezca?

Es posible cambiar las reglas del juego, siempre y cuando todos los jugadores estén dispuestos a aplicar las normas pactadas y exista confianza y respeto…

En las visitas a exposiciones de nuestros compañeros y compañeras encontramos esos momentos de intimidad en los que poder establecer el diálogo; recordemos que hemos cambiado las reglas del juego, de lo que es correcto y lo que no, por lo que podríamos escandalizar a oyentes que no estén familiarizados con este proceder.

El diálogo que se desarrolla debe mantenerse sobre tres pilares básicos: la sinceridad, la humildad y la generosidad. De esta manera, explicamos lo que nos gusta más, lo que nos gusta menos, si algún elemento nos parece fuera de lugar, proponemos cambios y soluciones a problemas; lo hacemos sin los filtros propios de la cortesía pero con humildad, puesto que se trata de una empresa sin verdades absolutas, en la que tan solo podremos dar nuestro punto de vista. En este diálogo nos esforzamos en exprimir al máximo nuestra sensibilidad y nuestros conocimientos artísticos y técnicos poniéndolos a disposición de los demás para el enriquecimiento mutuo. Este proceso es emocionante, lleno de descubrimientos, en ocasiones con «mariposas en el estómago»; a menudo se mueven piezas, luces, se experimenta, se radicaliza la puesta en escena de la exposición, reímos, fruncimos el ceño… Y finalmente, si es necesario, cada elemento se devuelve a su sitio y nos queda la satisfacción de todo lo que hemos entregado y lo que hemos recibido.

Así fue, una vez más, durante la visita de Pilar, Ignacio y Susana a mi exposición Els dubtes, en el Centre d’Art el Pla de Matadepera (Barcelona) durante la primavera de 2023.