Exposición
Detalles de la obra
Construcción del proyecto
Noche serena
Enrollando los velos alrededor de sus cabezas, las mujeres subieron a cubierta. Ahora avanzaban con paso firme por el río, pasando por las formas oscuras de los barcos anclados, y Londres era un enjambre de luces con un dosel amarillo pálido que caía por encima. Estaban las luces de los grandes teatros, las luces de las largas calles, las luces que indicaban enormes plazas de confort doméstico, las luces que colgaban en el aire.
«¿Sólo merece contemplarse la luna cuando está sin nubes?» se preguntaba el poeta japonés Yoshida Kenkō (1283 – 1350)
De un modo reiterativo la maestra zen, Shundo Aoyama (1933) sigue insistiendo:
“En vez de una luna resplandeciente en una noche de cielo raso, ¿qué tal una luna adornada con nubes?; ¿qué tal el deleite de una luna creciente en vez de una luna llena, o el anticipo de una luna aún no surgida, o el pensamiento encantador de una luna que acaba de desaparecer?”
¿Preside la luna llena la Noche Serena?
¿Existen estrellas cuando se grita el lamento?
¿Qué se percibe en una noche oscura?
¿Es la soledad sonora?
¿Puede contemplarse una realidad que no se ve?
¿Se puede estar presente estando ausente?
¿Es el dolor consecuencia del amor?
Seres deformes que documentados por la ciencia nos transmiten humanidad.
Ausencia. La fuerza de unos rayos de luz que las copas de los árboles no detienen, ni los barrotes pueden atrapar.
Entre las sábanas, un remanso de tristeza y belleza. La belleza del amor. La presencia en la ausencia. La mirada del principio y el final donde la realidad se confunde.
Tras el aullido del lamento, tras los acelerados golpes del corazón, tras la sequedad de la lágrima, después de la prolongada ausencia…
El dolor, el sin sentido, la pérdida, nos sumen en la oscuridad. La alegría, la complacencia, la comprensión, nos llenan de aparente felicidad, pero solo quien descubre que la belleza de un brocado no puede tejerse en un solo color, está preparado para hallar la serenidad en la espesura de la noche.
Llega la Noche Serena con la tenue luz en la distancia.
Pilar Cabañas